El siglo XIX fue una época de gran agitación, marcada por enfrentamientos armados, revueltas sociales, crisis económicas y desamortizaciones, acontecimientos que tuvieron un impacto negativo en el patrimonio cultural, convirtiéndolo en objeto de saqueos y robos.
Obras maestras de Murillo, Goya, Alonso Cano, Francisco Pacheco y José de Ribera, entre otros, así como infinidad de alhajas y piezas de orfebrería de incalculable valor, fueron víctimas de numerosos robos. A pesar de las medidas de protección implementadas para frenar estos actos delictivos, su número aumentó a lo largo del siglo.
Nos encontramos en un momento en el que la preocupación por la protección y conservación de los bienes culturales cobra relevancia, impulsada por el surgimiento de la historia del arte como disciplina, el interés por la restauración monumental, el auge de la arqueología, la apertura de grandes museos en toda Europa y el florecimiento del coleccionismo artístico en países como Estados Unidos. En este contexto, surgen numerosos grupos criminales y se va gestando una red de tráfico ilícito de obras de arte, que operará con mayor intensidad en el siglo siguiente.
Así pues, El robo del tesoro artístico español durante el siglo XIX despierta un gran interés tanto desde un enfoque estadístico como histórico. Además, se presenta como una base de datos en la que se registran los bienes culturales más importantes que desaparecieron entre 1820 y 1899, con la finalidad de que, en caso de que aún se conserven, puedan ser identificados y localizados.