El Estado español, en su concepción actual, se creó básicamente en el siglo XIX. Es imposible entender la realidad española sin tener en cuenta este hecho. La influencia de lo acaecido en el siglo XIX en la estructura política de la España de hoy en día es absolutamente determinante. No es un hecho aislado. Las revoluciones burguesas e industriales de la época marcaron el nuevo perfil de los estados europeos. En la Europa occidental, en general, en ese periodo fue cuando se desarrollaron los actuales estados democráticos, parlamentarios y liberales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el viejo Imperio español, que empezó ese siglo como una de las principales potencias mundiales —aunque ya en franca decadencia—, seguramente fracasó en ese objetivo de crear un estado liberal moderno, de características similares a los creados en esa misma Europa occidental. Posiblemente, esto fue así porque en España las revoluciones burguesas e industriales no llegaron a consolidarse, al menos en su totalidad.
Podría haber sido de otro modo.