El Torreón, faro primitivo, torre de homenaje y espía de todo lo que pasaba a su alrededor, se irguió desafiante y altivo durante siglos vigilando el mar.
¿El Torreón estaba maldito? ¿O fueron las gentes que vivieron en él? Vidas depravadas de crímenes y ambiciones, tratando con las fuerzas más oscuras para conseguir sus fines. Orgías llenas de brujería, supersticiones satánicas… Tantos siglos invocando a las fuerzas del mal que terminaron por asentarse en él y rodearlo de un halo de maldad siniestra.
Doña Marcela, baronesa del Torreón, oriunda de la Provenza, ¿sabía todo esto o nunca quiso percatarse de ello? ¿Qué fue de su descendencia? Cuatro generaciones de mujeres llamadas Beatriz fueron sometidas por el mal del Torreón. ¿Lograron salir indemnes? Todas las lunas llenas los lobos iban a llorar a la tumba de una adolescente muerta en circunstancias misteriosas.
Las gentes lo miraban con terror, como si tuviera vida propia.
Siempre pensaron que en el Torreón había algo maligno que gobernaba sus vidas.