Juan Pedro Ciberio Sepúlveda, natural de Atalaya del Cañavate (Cuenca), fue el último reo ejecutado en Cádiz. Murió por garrote vil en la entonces Cárcel Real el 12 de noviembre de 1909. La ciudad se movilizó para que la sentencia no se cumpliera, nadie quería que la localidad quedara manchada por un ajusticiamiento, para ello, todas las instituciones civiles y religiosas enviaron solicitudes de indulto al Consejo de Ministros, encabezado por Segismundo Moret, y al rey Alfonso XIII para evitarla.
Los cuatro periódicos gaditanos: El Demócrata, La Dinastía, Diario de Cádiz y El Correo de Cádiz informaron puntual y detalladamente de los últimos días del reo Ciberio Sepúlveda.
Desde la activa burguesía, utilizando todas sus influencias, hasta la ciudadanía que recibió hostilmente al verdugo y se manifestaba frente a la cárcel, trataron de remediar lo que parecía inevitable. De nada sirvió. El día de la ejecución, los colegios y centros docentes no abrieron su puertas en señal de protesta; los espectáculos teatrales también fueron suspendidos.