Siglo V de nuestra era. Roma ha caído. El imperio que dominó el mundo durante tantos siglos ahora vislumbra su ocaso. Una sucesión de césares que no han estado a la altura de las circunstancias o que no han tenido tiempo suficiente de demostrarlo antes de ser asesinados han dejado a Roma desarmada y desnuda. Pero aún queda esperanza, Roma está de rodillas, pero aún puede ponerse en pie. Solo necesita alguien que la guíe, que tome decisiones donde otros dudaron, que actúe donde otros se quedaron mirando. El mundo necesita un último general, Flavio Aecio, el último romano, y más que nunca cuando las tribus bárbaras del este de Europa amenazan las fronteras del Imperio, cuando no las han desbordado por completo. Las alianzas se hacen necesarias, pero bajo las condiciones de Roma. Cuando se acerca la gran batalla, la guerra definitiva contra los enemigos del mundo libre, se hace más necesario que nunca apelar al honor y a la nobleza frente a un enemigo que no conoce la piedad. Mucho se ha escrito sobre Atila, el rey de los hunos, pero, bajo la máscara de terror y destrucción que se empeñaba en demostrar, latía un corazón humano, con sus alegrías y tristezas.
Esta épica novela narra las aventuras y desventuras de Flavio Aecio, último gran general romano, apodado el último romano por ser el último gran líder del Imperio romano de Occidente; sus romances y sus desdichas, pero también narra una parte de la vida de su adversario, Atila. Su juventud, su ascenso al trono, su avance inexorable hacia el corazón del Imperio romano de occidente y, tal vez, podamos entender un poco más de esa época oscura de la historia, en la que Roma dejó de ser para dar paso a la Europa moderna, con las naciones que la configuran hasta la actualidad.