La novela abre al lector un verdadero fresco, que lo conduce a través de un siglo de historia entrelazada con las vivencias personales de los miembros de una familia entera.
Cono, deberá enfrentarse a los altibajos, las alegrías más intensas y las penas más extremas de la vida.
Su feliz infancia se interrumpe cuando la familia se traslada al norte de Italia en busca de un futuro mejor. Lejo de su valle se siente marginado en la escuela y sufre todo tipo de opresiones. Sus compañeros lo llaman despectivamente “forastero” o “marroquí”. Añora su valle en las montañas del Cilento, en el sur de Italia.
Conoce a Sandro, un chico un poco mayor que él. Los dos crecen juntos y comparten sus primeras experiencias eróticas.
Cono descubre la atracción hacia su mismo sexo, la misma que siente hacia el sexo femenino. El descubrimiento de la homosexualidad del protagonista constituye un momento crucial de la novela, que el lector vive sin traumatismo alguno, pues el autor le ha hecho participe en todo momento de la circunstancias de su vida. Cono cambia su nombre por el de Marcelo, lo cual provoca una metamorfosis en el carácter del protagonista.
Conoce a Roberto, cuyo sueño es convertirse en modelo. Unos años más tarde, Roberto se convertirá en la famosa actriz italiana Eva Robins.
Todavía muy joven, Marcelo se casa con una mujer mayor que él. Pero la unión terminará en divorcio diez años después. A pesar de su trayectoria vital, Marcelo quiere pertenecer a una sola esfera de sexualidad.
En España, conoce a Diego y se enamora de él: es el encuentro de su vida, lo que había estado esperando desde hacía tiempo.
La muerte de su madre marca el fin de una época.
La historia termina tras haber pagado todas las cuentas pendientes con el pasado.