Fermín tiene una novia pija (muy pija), de padre rico (riquísimo), sofisticada y muy orientalista. Nuestro apocado protagonista, Fermín, desea complacerla y, aprovechando un viaje a la India de su churri para, o sea, meditar y, o sea, encontrarse a sí misma (o eso dice ella), decide convertirse en el hombretón interesante que cree que ella desea.
Toma una drástica solución: hacer su propio viaje iniciático en busca de su interior (más cutre, claro, y sin salir de la ciudad).
Por fin llega el esperado día del regreso. El vuelo sufre un largo retraso y, mientras aguarda en la Terminal 4 de Madrid la llegada de su churri, narra todas las peripecias vividas durante su caótico viaje iniciático a Falán, un indio que espera impaciente a su familia y que se convertirá en su particular, realista y pragmático Sancho Panza.
Por fin llega el esperado día del regreso. El vuelo sufre un largo retraso y, mientras aguarda en la Terminal 4 de Madrid la llegada de su churri, narra todas las peripecias vividas durante su caótico viaje iniciático a Falán, un indio que espera impaciente a su familia y que se convertirá en su particular, realista y pragmático Sancho Panza.
No, no será fácil explicarle por qué durante esas disparatadas semanas se vio en la consulta de acupuntura de una doctora china llamada Chu-Pa rodeado de cucarachas del tamaño de pollos de corral; ni por qué salió todo lo deprisa que pudo de unas clases de yoga impartidas por un tal Yago que lucía un descomunal y amenazante taparrabos; ni tampoco por qué, tras visitar la consulta de Alimentación y Felicidad Integral de la doctora Vanessa Manduca, sus partes (las de él, no las de la doctora) olían a lavanda, cítricos y frutas exóticas. Cómo explicar a su nuevo amigo la causa de que le inflaran a palmetazos durante un pacífico curso de desarrollo personal por llevar colgada a su cuello la medalla de la Virgen de los Desamparados; o sus dificultades con un profesor gangoso de mindfulness; y, mucho menos, que un grupo de avispas decidieran una tarde calurosa acampar sobre su glande tras la visita a una enigmática tienda de té.