«Hoy, a pesar de la cuarentena y del coronavirus, una mariquita ha entrado confiada en mi terraza». Poco podía imaginar que este mínimo suceso iba a generar una delicada rutina durante el confinamiento y provocar un
intercambio de mensajes con mis contactos de WhatsApp que duraría tres meses, hasta que, el día 21 de junio terminara, por fin, el estado de alarma. Después de que muchos de sus destinatarios me animaran, los he
recogido en este librito, para recordar la pausa que, de manera obligatoria, nos vimos obligados a realizar en nuestras vidas. Estas páginas constituyen un homenaje a todos esos amigos que me leyeron y, con sus glosas y comentarios, ayudaron a mantener la conexión entre los componentes de los diferentes grupos y me hicieron mucho más agradable el aislamiento obligado.