Cada sílaba refleja un paso firme del autor,
basado siempre en la realidad, vivencias, amor y dolor.
Se muestra la poesía de forma sencilla sin flecos, ni adornos
tan natural y libre como el sol de la mañana.
Algunos versos o estrofas gozan de mucha solera.
Quizá por eso ahora que vuelan en el viento
ofrecen una brillante estela al alcance del lector.
Fruto y solera, concepto esencial para lograr
la forma y la calidad.
Amor y sentimiento,
condición que nace del corazón
para crecer en las manos del poeta
consiguiendo lirismo y belleza.
Carta al Cielo, Última oración, Mi tierra,
La majada, La distancia… Todo un alarde
de buena poesía de temática muy variada
que el autor ha recogido con sus ojos
durante cuarenta años y la ha guardado
en el corazón para conceder vida al
poemario que hoy se posa en sus manos.
Gracias, a todos de corazón.