Cuando se dan cuenta de que la situación no está por mejorar, Shafer empieza a buscar frecuencias de radio que puedan darles a entender qué está pasando fuera, hasta que, escasos minutos después, un locutor empieza a explicar con un alterado tono de voz que toda la Tierra ha caído presa de un virus que infecta de una manera espeluznante a su población. Unas víctimas que, poco tiempo después, a su vez son capaces de infectar al resto de los supervivientes, corriendo tras estos últimos con un aspecto de lo más lúgubre para acabar convirtiéndolos en parte de una plaga que tiene la intención de dominar el mundo.
Aún a través de la radio, esta vez la estremecida voz de una locutora informa al grupo de que las nominadas neopersonas o neoperros, en su caso, después de haber contraído el virus, manifiestan una vulnerabilidad absoluta. Y es que no son capaces de soportar el contacto directo con el agua salada, que resulta ser una sustancia devastadora para todos ellos. Así pues, después de organizarse y preparar un elaborado plan de huida, Yaber y Shafer Elías Cattan encabezarán una intrépida aventura con el objetivo de llegar al mar Mediterráneo, donde el cuerpo de infantería de la marina más antiguo de la historia, el español, está estableciendo un asentamiento de refugiados que no deja de crecer arquitectónicamente a cada día que pasa, decidido a salvaguardar el futuro de la amenazada humanidad.