Según un reciente estudio se estima que más de seis millones de personas practican el ocultismo solo en España. Entre los cuales dos millones y medio pertenecen a grupos considerados como peligrosos, o también llamados destructivos, por su culto al sexo, a la sangre y a la muerte. Cada año el número de adeptos y seguidores a este tipo de congregaciones se incrementa alarmantemente. A pesar de estas cifras poco a nada puede hacer la policía, que se ve indefensa ante la falta de información y de denuncias hasta que es demasiado tarde. Generalmente son núcleos pequeños y herméticos. Sus miembros juran silencio bajo pena capital y total sumisión al grupo de por vida. No pertenecen a ninguna clase social en concreto, hacen una vida aparentemente normal y cada cierto tiempo se reúnen para ensalzar su culto al diablo. La realidad es que están ahí, e ignorarlos solo pone en evidencia el miedo que despiertan este tipo de grupos. Solo cuando alguien se atreve a contar la verdad de estas sociedades ocultas, hemos sabido cómo actúan, cuáles son sus reglas y quienes son realmente. Basada en una historia real.