Cuando tenía quince años me preguntaron:
—¿Qué harás cuando te enamores?
Y yo respondí lo siguiente:
—Jamás lloraré por un hombre. —Niña crédula e ingenua. Hoy en día crecí y descubrí cuán vengativo y sugestivo podía llegar a ser el destino; maldito karma.
Cuando lo vi a él, simplemente destilaba oscuridad, arrogancia, seducción, y misterio; ocultando gran parte de lo que sería el inicio de mi dulce perdición, o consagración de un pasional y jovial encuentro donde comenzaría todo.
Soy Sofía Edevane. Quería una existencia feliz, con alguien que me amara, una vida tranquila, divertida y relajada. Nunca he pedido demasiado, jamás he dicho que merezca mucho, pero esto fue solo el comienzo, el comienzo de nuestros escombros de amor.
Porque entre Cielo e Infierno, Olimpo e Inframundo,
no hay nada oculto, y fue muy tarde para darme cuenta.