En Escritos en la tierra la autora describe lo que representa para ella volver a su casa de la infancia y las sensaciones que ello le provoca. En «Tránsito» nos muestra el despertar en un lugar distinto, y a partir de «El amanecer» desvela el impacto emocional que le supone volver a sus orígenes. Una reflexión sobre la espera, la nostalgia, el silencio y la soledad nos acompaña en el primer recorrido. La autora se mimetiza con la naturaleza, la tierra seca que remueve el arado y cambia de color en cada estación; al igual que ocurre en su interior, como una catarsis existencial.
En el segundo tramo también aborda temas de actualidad. En «Testigo sin huellas» refleja la destrucción de una ciudad y la impotencia ante la tragedia, y en «Abril sin piel», un tiempo oscuro que detiene el pulso de la sociedad, pero la lleva a una transformación y a un libro para la historia. Reflexiona sobre la esencia vital de la palabra y el poder del amor, como en «Metamorfosis» y «Por un beso», respectivamente.
Y por último, hay un desenlace que simboliza la muerte de una etapa o del propio ciclo de la vida, como en «Vejez» o «Vino para quedarse».
En resumen, es una antología poética que palpita muchas emociones comunes y cotidianas, de fácil lectura y que desea llegar a lo más profundo del lector. Para disfrutar de la misma, solo hay que sumergirse en sus palabras, dejarse llevar y sentir, sin miedo