Estudio donde se descubre el lugar de cuyo nombre no quiso acordarse Cervantes en el Quijote

Estudio donde se descubre el lugar de cuyo nombre no quiso acordarse Cervantes en el Quijote

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Un libro de Juan Torrillas Casas

“salió del metro, en el centro de una ciudad que no conocía, en el centro de un país al Sur de Europa, al girar a la izquierda pudo ver un gran reloj en lo alto, en el centro de un edificio. A su izquierda había una estatua ecuestre en el centro de la plaza y en frente, la figura de los vinos de “tio pepe”, tambien en el centro y en alto sobre un edificio. No sabía donde estaba, pero por fín en su vida había encontrado su centro, la figura que tanto había estado buscando y de la que tanto le habló su familia….” El autor no dice de qué ciudad se trata, pero está claro que la plaza es la Puerta del Sol y está en Madrid. De esta misma manera se ha identificado el lugar, a través de las frases de El Quijote, los tiempos y distancias que Cervantes, como pistas, nos deja en su obra. El lugar de cuyo nombre no quiso (o no pudo) acordarse. Es imprescindible conocer la realidad de Cervantes y de La Mancha en aquella época y luego aplicar la geometría a las pistas que el autor va dejando, piezas de un puzzle, que ha habido que encontrar y luego encajar, hasta formar el cuadro. Y, ¡¡¡ por fín!!!, cuatrocientos años después, podemos decir con total seguridad, que el enígma está resuelto. Que el lugar, que quiso esconder en su obra, MIGUEL DE CERVANTES, es MIGUEL ESTEBAN.

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Biografía:

Se dejó caer de la cigüeña en Miguel Esteban, allá por el 1964. Ingeniero y Director Técnico de TC-Consultores, con la llegada de la crisis de 2008 empezó a sobrarle tiempo, ¡¡¡por fín!!!, así que se puso en algo que le rondaba por la cabeza, descubrir el pueblo o aldea a la que se refiere Cervantes en su Quijote, si es que ello era posible. Con 17 años leyó El Quijote y un libro titulado NO, donde se decía que Miguel Esteban bien puedise ser la cuna de Don Quijote, algo que se le
quedó grabado en su mente, hasta que en el 2000, volvió a retomar el tema, intentar descubrir “el lugar de cuyo nombre no quiero acordarme”, no encontrando nada que mereciese la pena. Es en 2008, cuando desde otra óptica y con una nueva metodología, empiezan a encajar algunas cosas. En 2012, hace varios pre-estudios con diferentes hipótesis, siendo en uno de ellos donde “todo encaja como un guante”, por lo que desarrolla un estudio previo, que es completado esa
misma navidad de 2012 (aunque aún habría más que hacer, en esto nunca se acaba) . En 2015, con todos los datos y una metodología mejorada, desarrolla el presente estudio, donde demuestra la exactitud geográfica y temporal en la que desarrolla esta obra nuestro inmortal Cervantes.



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