Un importantísimo hallazgo por parte de unos reclutas, en el subsuelo de una pequeña iglesia románica de Barcelona, es el nudo de la historia de un viejo anarquista nacido en la Alpujarra en 1889 cuya vida ha sido un cúmulo de vaivenes, que ponen en conexión Granada, Barcelona, y el Rif (norte de Marruecos). Vida que, marcada por un gran amor, queda reflejada en un viejo manuscrito que viaja desde África hasta Leningrado, y que por circunstancias casuales, a través de otros personajes conectados con el Museo del chocolate de Barcelona llega hasta nuestros días, momento en que el hallazgo alcanza realmente importancia y se explica la trama.
El autor utiliza pasajes de nuestra historia incrustando en ella a los personajes de ficción de la novela recreando lugares antiguos de Barcelona que aún se reconocen.