El mundo estaba empezando a cambiar; el gran desequilibrio de poder que se avecinaba marcaría el inicio de la nueva era. Todos pensaban que iban a salvar el mundo, que eran los héroes elegidos por el destino para evitar la extinción de los Tahal’Cir; todos menos Baric. Lo que los demás entendían como la misión más importante de su historia, para él solo era una más, como otras tantas que le habían ordenado. Su cerebro humano no alcanzaba a comprender la gravedad de su situación, aunque eso resultó jugar en nuestro favor.
La supervivencia es la excusa, y el poder, el objetivo. La promesa de un futuro mejor es suficiente para actuar en nombre de un supuesto dios. Honor, respeto y lealtad se consiguen mediante el miedo y la fuerza, en lugar del mérito y el conocimiento. El mundo ha retrocedido mucho desde nuestra ausencia, y estos eventos son solo el inicio de una cuenta atrás; nuestro despertar estaba cerca.