Odón Calleja es un inspector de policía asturiano, con los cuarenta bien superados y harto de un comisario jefe inepto, dependiente de los laboratorios y déspota.
Pepe es un ingeniero, más o menos de la misma edad que Odón, que busca reorientar su vida profesional hacia la consultoría pericial por cuenta propia.
Ambos se conocen casualmente y fundan la Agencia de Investigación Marbella, con oficinas centrales en La Felguera.
Después de dos años de funcionamiento y tras resolver con brillantez otros tantos casos muy relevantes, se les presenta ahora un nuevo enigma cimentado en los más bajos instintos humanos.
Julio Cifuentes, prometedor sindicalista asturiano, aparece fallecido en la calle Oscura de Oviedo, en plenas fiestas de san Mateo, la madrugada siguiente al desfile del Día de América en Asturias.
El juez a cargo, conduciendo el caso con una celeridad insólita, concluye a las pocas semanas que se ha tratado de un desgraciado accidente.
La viuda de Julio, disconforme con el veredicto del juez, y contando con el apoyo del comisario más veterano de la Policía Local de Oviedo, pone el caso en manos del equipo de sabuesos de la agencia felguerina.
En cuanto comienzan las investigaciones, un nauseabundo olor a descomposición y podredumbre se expande por el ambiente con la velocidad de la más dañina de las pestes.
Fuegos fatuos es la tercera entrega de la serie dedicada al detective Calleja. La dureza de este caso conseguirá amenazar la integridad de la propia Agencia de Investigación Marbella.