Durante los meses de marzo y abril de dos mil veinte, los servicios funerarios en la Comunidad de Madrid se vieron desbordado como consecuencia del elevado número de fallecidos producidos por el virus SAR-CoV-2.
Dentro de las misiones de apoyo de las Fuerzas Armadas, una de las más destacadas, por su especial implicación emocional, fue la organización, gestión y custodia de tres depósitos intermedios para los fallecidos, misión encomendada a la Unidad Militar de Emergencias.
Este libro cuenta las experiencias y sentimientos personales de uno de los soldados que participó en esta actividad, responsable de la coordinación de todo el dispositivo.
El hilo conductor de la historia son los agradecimientos que el autor dedicaba a diario en sus redes sociales a diferentes sectores de la sociedad involucrados en la resolución de la pandemia.
El libro supone el retrato desnudo del alma de un soldado veterano combatiendo en la gran batalla de su vida, con sus reflexiones morales y sentimentales.
Pretende ser un libro cargado de positividad y reconocimiento de la condición humana, un canto a la esperanza, como dice el autor:
«Somos muchos españoles, y todos en mayor o menor medida, protagonistas de esta historia de sufrimiento, dolor y tristeza, pero también de gestas humanas, de entrega, de cariño, de sacrificio en bien del prójimo, hemos sido un ejército invencible, el ejército de las buenas personas, de los soldados que confortan y acompañan».