La soledad no es el refugio de un alma en pena, sino un fenómeno social del siglo XXI. Nos afecta en el abandono, pero también cuando disfrutamos de la lectura de un libro o cuando batallamos contra la página en blanco. Y ni las grandes aglomeraciones urbanas contemporáneas nos impiden vivir, en ocasiones, una soledad entre multitudes. Gramática de la soledad no es el desahogo de un autor solitario, sino una indagación poética sobre la soledad en sus diversas facetas íntimas y sociales. Con un estilo entre directo y evocador, los poemas se ajustan a una narratividad mínima que busca sugerir reflexiones y provocar en el lector una identificación emocional con los personajes poéticos.