Ahora tocaba escribir, cosa que empecé hace muchos años y que nunca llegué a publicar, pese a tener escritos muchos capítulos. Solo me faltaba el soplo de aire fresco de alguien que me animase a ello, y ese fue mi padre. Por esta razón, este libro va dedicado a él y a su insuperable esposa, que es mi madre, negada a la tecnología, todo lo contrario que mi padre, que a sus ochenta y un años no le impiden seguir queriendo aprender.
A diferencia de mi apreciado escritor, de quien aún no he revelado el nombre (ni lo haré), claro está que si el lector de este libro tiene curiosidad por saber de quién se trata le bastará con buscar en Google al autor del libro mencionado anteriormente, «la curiosidad» otra historia, ¿cuánto de curioso somos? Al grano, la diferencia es que este calendario carecerá del nombre del autor que formuló dicho WhatsApp. Es decir, todas las frases y textos que aparezcan serán anónimos a excepción de algunos archiconocidos, que son los menos. También incluyo algunos de cosecha propia que tampoco me atribuiré. Porque sigo pensando que hay que anteponer los principios a las personalidades.