Solo a ella me atreví a llamarla cielo. Así la veía. Bastaba mirarla a los ojos para encontrarme la claridad, y lo mismo hablaba para transformarlo todo en calma como de pronto sonreía y hacía estallar huracanes. Ella era cielo, ella lo llenaba todo. Pero ¿y si el cielo se nubla, se hace noche en medio de una tormenta invernal y te deja solo?
HIELO…