Esta historia de amor y odio transcurre en el entorno rural de un pueblo de Castilla. Por esta época de la que hablamos, el campo en España no estaba mecanizado, como lo conocemos ahora, sobre todo, en el sur y en el centro de la península. Los labradores del pueblo donde se narra esta historia dependían de cuatro casas de labor para poder subsistir y sacar adelante a sus familias. Como no había dónde elegir, todos aquellos que no estaban conformes con los dictámenes de los hacendados estaban condenados a emigrar. En este ambiente decadente de los años sesenta, los derechos que debían amparar a los campesinos brillaban por su ausencia. Los terratenientes se aprovechaban de esa desprotección social para hacer y deshacer a su antojo y vivir como los antiguos señores feudales.