La andadura de este libro comienza una calurosa mañana de verano, con una pesada mochila al hombro, con la cámara de fotos y un cuaderno de notas dentro, tratando de identificar el trazado que debió seguir el viejo camino de los recueros que, cruzando el puente de La Coracha, oculto ahora bajo las aguas del pantano, se adentraba en El Bosque… Este es un libro de viajes. Y de historia. Es la historia del viajero que patea, insistente, los senderos ciertos o imaginados, en busca del entendimiento, del conocimiento del lugar que habita. Es la crónica de un viaje literario que, con gran hondura y talento, va describiendo los distintos avatares ocurridos en tiempos antiguos; a veces convulsos, a ratos apacibles, donde musulmanes y cristianos, nómadas y sedentarios, pastores y agricultores, han ido construyendo el espacio que hoy habitamos y reconocemos. El autor, de oficio contador de historias, repasa la trayectoria del lugar, fronterizo en tiempos antiguos, asentada plaza fuerte después, desgranando paso a paso, con ingenio y sensibilidad, su pasado medieval, mirando desde un presente que, aun barruntándose incierto, nos invita a la búsqueda incesante de nuevos puentes que transitar y de nuevas sendas que recorrer. Estamos hablando de Buitrago. Siempre Buitrago.