Este relato se articula a partir de hechos y datos reales. El primer hecho es la desaparición efectiva de una gallina ponedora. Ocurrido en algún lugar de la llamada España profunda, durante los últimos años de nuestra larga postguerra. Otro hecho real es que, por aquellos pagos, y hasta bien entrados los años ochenta, los lugareños no disponían de lugares de ocio propiamente dichos: no había cine o teatro y la T.V. cuando llegó se veía poco y mal. Por esta razón, se consolaban con la tertulia, las cartas (el tute y la brisca) y, sobre todo, la bebida, esta lo acompañaba todo y en gran cantidad. En cuanto a los datos, están referidos a las tradiciones, costumbres, manías, creencias, etc., que se muestran en la obra y que también son reales.
Que entonces se bebía de forma desmesurada se demuestra con este dato: a mediados de los ochenta, la población de este pueblo rondaba los mil quinientos habitantes, ahora tiene un millar más, pero los bares se han reducido a la mitad. El autor ha «inventado» un personaje (Nolo) y ha configurado otros (como los cuatro ases) en base a cosas por él vividas y otras que le han contado, utilizando los datos antedichos, enmarañándolo todo para pergeñar una historia que ilustre al lector sobre algunos modos de vida populares, que al mismo tiempo le resulte entretenida.