La larga historia de Berlanga de Duero ha ido forjando el carácter, arquitectura y urbanismo de esta villa, convirtiéndola en una de las poblaciones más bellas de la provincia de Soria. Su gran legado patrimonial le sirvió para haber sido declarada como el primer Conjunto Histórico Artístico de la provincia de Soria, en 1981, y ser hoy un claro referente turístico.
De origen romano, será a partir del s. X cuando la villa comience a tener una clara importancia, siendo frontera entre los reinos cristianos y musulmanes. Berlanga irá adquiriendo una cierta significancia, lo que le hará ser codiciada tanto por la corona de Castilla, como por la nobleza castellana. Los duques de Frías y condestables de Castilla harán una profunda transformación urbanística de Berlanga, construyendo algunos de los más significativos monumentos que hoy se conservan en la villa, como la elevación de la Colegiata de Santa María del Mercado.
Ésta será construida entre 1526 y 1530, tras el derribo de las diez parroquias existentes en la villa y mediante bula papal. El arquitecto elegido para este proyecto será Juan de Rasines, uno de los arquitectos más destacados del panorama arquitectónico castellano, quien propone un templo de grandes dimensiones. El edificio muestra una gran sobriedad, tanto exterior como interior, que sorprende por su gran armonía, aún estando sin concluir el proyecto inicial.
Al interior, y junto a su arquitectura, destaca la Capilla Mayor, con su impresionante retablo barroco sin policromar, la pintura de A. Palomino y la imagen tardorrománica de Santa María del Mercado; el coro y el órgano, las capillas laterales, copadas de retablos de diferentes estilos y de gran valor artístico. No nos olvidamos del “Lagarto” o “Ardacho” de Fray Tomás, un gran caimán negro que cuelga de los muros de la Colegiata y que se ha convertido en uno de los símbolos de la villa.
Todo ello hace de la Colegiata de Santa María del Mercado uno de los edificios religiosos más significativos y sorprendentes, dignos de descubrir y valorar, y que todavía hoy sigue sorprendiendo a propios y extraños.
Como ya dijo el insigne arquitecto real F. Sabatini: “¡Ella sola honraría a la capital de un reino!”.