Este el tercero de los volúmenes que he dedicado a los sefardíes valencianos. En el primero, Isabel March, se narraba la vida, novelada, de esa importante mujer de la Judería de Valencia, casada con un poderoso comerciante y madre de varios hijos. Familiar de los Vives —el filósofo Juan Luis Vives—. Acepta el Decreto de Expulsión, dado por los reyes Fernando e Isabel y, se convierte al cristianismo junto a su esposo y sus hijos. Luego verá, con tristeza, que las desgracias familiares la acompañarán hasta el fin de sus días. Espiritualmente, en la hora de la muerte, regresa a la fe de sus mayores. Por eso la he definido como “la mujer del adiós”.
En el segundo, Saray, viento de Sefarad, cuento una historia diferente. La familia Jacob Vives y Saray Benvenisti son pequeños comerciantes de la misma judería. Ante la orden de expulsión reaccionan de manera opuesta: prefieren conservar la fe mosáica aunque ello suponga marcharse de Sefarad, su país. Deciden viajar a Salónica, ciudad del imperio turco, a la que han de llegar e instalarse. Su penúltimo destino es la ciudad de Venecia, tras haber pasado por ciudades como Barcelona, Génova o Ferrara, en donde les suceden diversos avatares.
En este volumen, cuyo título es Las joyas de Salónica, dentro de la serie que he planeado, describo con rigor histórico y ambiental el largo viaje desde Venecia, última ciudad en la que han residido, hasta Salónica, a bordo de una galera propia. En Salónica, por mediación del turco Omar, gran amigo de la familia, montan un negocio de telas y casan a sus dos hijas con ricos sefardíes de aquella ciudad: serán Las joyas de Salónica. La familia, que ha cambiado el apellido por Constantini, es una de las más importantes y respetadas. Nacerán nietos y biznietos que amplían el clan familiar, proyectándose hacia el siglo XX en nuevas historias de sefardíes.