Engrosan las páginas del libro que tienes en las manos treinta y tres perfiles (treinta y tres capítulos), muy dispares, de individuos muy próximos o muy lejanos, pero sin conexión entre sí, cuyas habilidades y quehaceres me resultaron apasionantes. Un nutrido repertorio de «personajes inolvidables» con los que el destino me ha llevado a compartir experiencias intensas. Gente en contacto con la vida y con la muerte que nos permite ampliar nuestras miras y descubrir la pugna de cada cual por hacer un universo mejor para todos, cada uno a su manera.
No están todos, faltan muchos amigos, pero al menos está el reflejo de diferentes miradas que nos dan a conocer otras realidades. Desde neurocirujanos a pastoras de cabras, pasando por guerrilleras, diplomáticos y políticos, vagabundos, guías de safaris, curas, bailarines, mochileros, maestros, cocaleras, ermitaños y anacoretas, ambientalistas, jardineros, cocineros, glotonas, científicos, niños famélicos, agentes forestales, cooperantes comprometidas o grandes viajeros.
Personajes del mundo, inolvidables, que se cruzaron en mi vida para quedarse.