Mina y Fatou son dos chicas víctimas de las rivalidades de sus madres. Son candidatas al bachillerato. Viven en una misma casa. Al presentarse al examen, la primera fracasa y la segunda acierta. Desde entonces, ya no viven en una armonía perfecta. La tensión se vuelve cada vez más viva entre ellas y sus madres. Sus amigas se involucran en los conflictos. Asistimos a una especie de ajedrez donde cada personaje trata de poner sus peones para salirse con la suya. Pero, al fin y al cabo, la decepción es grande. Las dos chicas pensaban que tenían buenas amigas. Sin embargo, se dan cuenta de que no son más que hienas que se cubren de piel de cabra.
Mass es el padre de familia. Tiene dos mujeres. A pesar de todo, quiere encontrar a otra dama de los pensamientos. No va a buscarla tan lejos. Finalmente se enamora de la amiga de su hija, quien se suicida al encontrarles haciendo el amor. Ellos también ponen fin a sus días, pues no pueden seguir viviendo con esa vergüenza. Así, van muriendo como moscas. Por desgracia, ningún personaje hace favores al otro. Entonces, cabe situar las responsabilidades, aunque resulta difícil hablar en el nombre de los muertos. Pero lo seguro es que las dos madres no deben quedarse con la conciencia tranquila, ya que son culpables de lo ocurrido a sus hijas y a su marido.