Aprendemos jugando, pues el juego es la principal proyección del alma hacia el mundo. Mediante el juego, como herramienta de exploración, el niño investiga y ensaya. Es una actividad absolutamente indispensable en su formación porque cuando juega está poniendo su imaginación y sus capacidades en práctica, y a través de él aprende cosas que nadie, por ningún otro medio, es capaz de enseñar. Para Manuel Gila Puertas (Albanchez de Mágina, 1952) la infancia es ese espacio mágico, intenso, del juego, donde el ser humano se forma y desarrolla incorporando los elementos socioculturales y medioambientales que integrarán la personalidad. Juegos de Mági(n)a, es un canto, un grito expresivo de agradecimiento a todos aquellos paisanos, sus iguales de la infancia, que contribuyeron con sus juegos a hacer de todos ellos lo que hoy son. Recuperando aquellos juegos mágicos, inolvidables, aunque perdidos, la cadencia de ese tiempo agotado continúa ofreciendo la posibilidad de poder valorar hoy unos Amaneceres perpetuos.