Jugando con las palabras crea adicción, crea caminos por los que perderse en sueños, crea relatos que te hacen protagonista, historias que desvelan otras realidades.
[…] Jugar es sano, y jugar con la mente te lleva a regiones poco exploradas (recuerda: 10 % de aprovechamiento), pero si la mente está cerrada se corre el riesgo de repetirse, siempre hay que luchar por salir de lo rutinario. El juego ha de ser libre, creativo, espontáneo, tiempo habrá de ordenar.
[…] La belleza y la hermosura hipnotizan y atraen, generan sometimiento y ceguera para no poder ver nada más, y, mientras dura, se podía entender como una transfiguración del objeto que enamora.
La belleza sublimiza. Por eso la belleza usa la poesía para divulgar sus encantos.
Y, todo ello, Jugando con las palabras, V. III