Muchos cuentos suelen acabar con la frase «fueron felices para siempre», lo que no se explica es si fue juntos o separados.
El divorcio no va a llamar a tu puerta, y la felicidad de tu matrimonio tampoco viene sola. Cuando nos casamos, nadie nos explica qué estamos haciendo, y cuando nos divorciamos podemos llegar al drama de no entender qué hemos hecho con nuestra vida. El valor de casarse puede convertirse en inconsciencia, debemos conseguir la conciencia suficiente como para casarnos con valores. No debemos aguantar la «vida que nos ha tocado», sino intentar construir, en la medida que podamos, la vida que queremos y nos hace felices.
Más de un 60 % de los matrimonios se divorcian en España. ¿Os parece normal? Es una barbaridad. Si seleccionáramos al azar cinco parejas que desean casarse y quieren saber su perspectiva de éxito matrimonial, esta sería que tres de ellas se van a divorciar. De los restantes dos que lo mantendrán, algunos serán felices y otros infelices. No debemos idealizar el matrimonio y pensar que todos los casados disfrutan de una vida feliz. Ojalá fuera así, hay muchos matrimonios y parejas infelices, ¿a qué conocéis algún caso a vuestro alrededor? Seguro que por desgracia unos cuantos, ¿o no?
Algunas personas consideran que hay que pensárselo mucho antes de pedir el divorcio para no equivocarse, tienen razón, pero tal vez no somos conscientes de que muchos matrimonios se equivocan cuando contraen un matrimonio precipitado, cuando desatienden a su familia, cuando tramitan un divorcio demasiado tarde o cuando no deciden divorciarse nunca a pesar de quererlo y necesitarlo. Debemos de utilizar la misma diligencia para todas las decisiones. Aunque estemos casados no somos de nadie, ni nadie es nuestro, en un divorcio dos personas se separan, pero no necesariamente se rompen.
Podemos mejorar la calidad y el valor de las relaciones sentimentales y familiares desde el amor, apostando por un matrimonio y divorcio consciente con igualdad, libertad y, sobre todo, respeto.
Juntos o separados, pero felices.
Alberto García Cebrián
PREMIO NACIONAL 2020