Alicia es una joven que nació en un pequeño pueblo de África Central. Siempre ha sido muy curiosa, con ansias de saber y descubrir cosas que en su pueblo no podía encontrar, hija de un matrimonio joven y la cuarta de ocho hermanos. A la edad de doce años, vivió la mayor desgracia de su vida, eso la convirtió en una persona callada y muy rebelde. Al ser separada de sus hermanos por circunstancias de la vida, se volvió callada, no era capaz de expresar el dolor que sufría por la ausencia de sus hermanos; fue entonces cuando empezó a escribir.
Aunque nunca permitió que nadie leyera lo que escribía, no dejaba de escribir, porque decía que cuando escribía se sentía libre y no encontraba frontera que le impidiera llegar a sus hermanos; escribiendo era capaz de convivir con ellos sin tenerlos cerca. Con el paso del tiempo, se hizo mujer, pero la vida no dejó de golpearla una y otra vez, en su rostro se podía leer la amargura que su corazón guardaba.
Un día su vida cambió de forma inesperada, la luz divina abrazó su vida y dijo: «Ahora sí voy a escribir para reflejar en unas líneas todo lo que he guardado dentro durante los años de vida que he vivido». Alicia ahora se siente feliz, puede ver a sus hermanos cuando quiera, y ellos siguen siendo —a pesar de la separación— uno de los más grandes amores que tiene. Sigue estudiando, y tiene un propósito que seguro que va a conseguir, porque es una mujer muy decidida.