En la geopolítica, la guerra siempre ha sido el instrumento más utilizado en las relaciones internacionales. Las estrategias imperialistas demuestran que Inglaterra planeó crear un espacio territorial que cruzara el continente de norte a sur. Alemania y Bélgica tenían como misión impedir el “ultimátum británico”. Los ingleses, en su momento de mayor esplendor naval, se molestaron en conquistar más territorios en las zonas más ricas, (Canal de Suez, Estrecho de Gibraltar, África centro-austral), si bien es cierto que la salida al mar es una pieza clave para explicar la política exterior.
Francia, por su parte, concentró la mayor cantidad de territorios en el norte, centro y oeste de África, mientras que Alemania y otros países europeos lograron pequeños espacios coloniales entre otros imperios como España, Portugal y Holanda. Los intentos para mediar la competencia imperial en la Conferencia de Berlín de 1885 no pudieron establecer definitivamente los reclamos de cada una de las potencias involucradas. Este espíritu invasor fue el principal factor que originó la I y II Guerra Mundial, y otras tantas contiendas que se libraron en aras de los intereses del subsuelo. Esta novela de caballería africana, narra una de esas batallas que pudieron producirse en el noreste de Río Muni (Guinea Ecuatorial), entre franceses, británicos, portugueses y españoles. Por el otro lado de la esfera, se ha producido el Desastre del 98 y, en el marco del Tratado de San Idelfonso (1777), España debe adaptarse al regeneracionismo. Y ante los reclamos independentistas de la sociedad ecuatoguineana, Felipe Beno, en este relato cuasi-realista, sentimental, conmovedor e inteligente, se adentra en las páginas más oscuras del imperialismo capitalista, en La Batalla del Límite, en el actual Distrito de Ebibeyín.