La novela La bestia habla de un ser que usa máscara de magnánimo, pero en realidad es un sátrapa abominable. El señor Borgell, quien es el personaje principal, es un hombre narcisista, astuto y codicioso. Sin embargo, en la ciudad Magna y para muchos fuera de la misma, el apellido Borgell es sinónimo de integridad y abolengo. La bestia es una composición literaria agria y dulce en la que se conjugan el amor y el odio, lo pulcro y lo putrefacto. El señor Borgell tiene tres hermosas hijas; a una de ellas no la ve como tal, sino más bien como su difunta esposa. Es ella quien lleva en su corazón amargura y odio, sentimientos que también se desbordan del corazón del señor Borgell, quien grosso modo evidencia en sus memorias negras un abuso espantoso. Pero, entre tanto dolor, Ángela confía en que Dios un día la librará de tanta maldad y tristeza y sueña con vivir en un paraje con sus amadas hermanitas. Ella cree firmemente que las vejaciones que se cometen contra los demás regresan y nos abofetean sin piedad.
En medio del sufrimiento y abuso, llegan dos hombres a la vida de Ángela a enseñarle que «No hay ser humano, por cobarde que sea, que no pueda convertirse en héroe por amor» (Platón), y a su alma como un obsequio divino llega una revelación: tenemos que abrir nuestro corazón, dejar a un lado la razón y saber que lo único que nos libera de la carcoma de los demonios de este mundo es el perdón.