La bordadora de sueños, la primera novela de Manuel Gila Puertas después de una dilatada trayectoria literaria como autor de relatos y cuentos, es una novela de amor, pero no una novela romántica. La afirmación podría ser una verdad de Perogrullo si no fuera porque la historia que narra Manuel está tejida con hilos tan resistentes al paso del tiempo como el sacrificio, la generosidad sin límite o la trascendencia.
Una novela coral que da voz a las silenciadas protagonistas de una época oscura de nuestra historia, mujeres valerosas que a la sombra de los restos del naufragio
se convirtieron en heroínas anónimas que fueron tejiendo la trama invisible de las futuras generaciones, la mayoría renunciando a sus sueños y conformándose
con mostrar a sus hijas que los sueños, como el amor, pueden hacerse realidad por personas interpuestas. Jacinta, Tina, Aurora, y tantos nombres más a los que
podríamos poner rostro y parentesco, son parte de esa historia silenciada en la que bullía una realidad hecha a la medida de los hombres, en realidad, la viva imagen
del antihéroe.
El amor en su faceta más generosa y en la más egoísta; la casi patológica incapacidad masculina por conjugar en voz alta el verbo amar; el amor y la renuncia a la felicidad para que se cumplan los sueños del ser amado. Y no, la historia no es una novela romántica, sino una aventura tan trascendente como la vida misma. Es la forja de un destino bordado con paciencia y desengaños, con determinación y renuncias, y con dolor, con mucho dolor, del que deja huellas visibles y del que llena el corazón y el alma de costurones invisibles suturados a repulgo, porque a menudo la vida sucede al revés y nada es lo que parece, o tal vez sí y la protagonista es su alter ego con otro nombre y otra voz.
El coro va contando la historia de la que también ellos son protagonistas y no precisamente secundarios: sus voces van perfilando la fuerte personalidad del hilo
conductor de la historia: Tina.
Un tapiz de palabras que el autor ha ido tejiendo sobre el papel conduce al lector como si fuera el hilo invisible de una cometa al final sorprendente de esta historia:
«se puede amar a través del corazón de la persona amada sin renunciar a ella».
Oriundo de Jaén (Albanchez de Mágina), Manuel Gila Puertas es un almeriense de adopción que ha desarrollado su actividad profesional de abogado durante más de cuatro décadas.
Escritor prolífico, ha publicado Documentos históricos andaluces (2001 y 2003), ensayos como El indalo, Una propuesta constructivo-integradora: del monigote al orden natural (2006) y Yo soy Tulinus (2018), así como diversos relatos como Sinfonía de relatos para tardes de otoño (2015), Relatos y cuentos para días de sol y playa (2016), Hijos del Aznaitín (2017), Juegos de magi(n)a (2017), Los tatuajes del alma (2019) y Albanchez de mágina: Antropología
gris (2020).
Es colaborador asiduo de Cuadernos Literarios en la Revista de Sala de Togas del Iltre, Colegio Provincial de Abogados de Almería y del diario digital Curiosón, donde tiene publicado Breviario de simbología románica y Gran guía de templo