La Carretera de la Vida no busca un hueco en el mundo de la literatura, sólo busca un hueco entre la gente, para fundirse con ella y disfrutar de su compañía.
Usa la figura de la parábola pero lo hace sin una historia, sólo a modo de ensayo. Está hecha para todo el mundo. No busca un público acostumbrado a la lectura, porque es corta y tiene un lenguaje sencillo. Está influida de forma directa por el cristianismo, por el budismo y por el feminismo, pero con un toque de modernidad y de laicismo a la vez.
Pretende rescatar conceptos generales como el nacimiento, el alma, el cuerpo, la mente, la cultura, el dinero, los valores, la familia, el amor, el sufrimiento, la muerte, el universo… Pretende cogerlos todos y presentarlos ordenados en un cajón, para que no estén dispersos en nuestra mente sin mucho sentido.
Para que podamos abrir el cajón todos los días y ver las piezas de un viejo puzzle, aquel que nos regalaron hace ya mucho tiempo y que nunca pudimos hacer porque perdimos la caja con el dibujo. Para ver al fin la hermosa pintura que esconde…