Ocultamos sentimientos en la oscuridad, donde creemos que nunca nos descubrirán. Pero lo que ellos no sabían es que había una chica capaz de ver más allá de toda ella, y eso les daba más miedo que la pura oscuridad. Sabía meterse en las sombras de cada quien que pasaba por su vida, para luego sacarle a la luz y ver que no tenía nada que ver con lo que quisieron hacerle creer. Desde entonces, ya no se fía más que de la luna, que la ilumina dándole su poder. Escribe poemas subida en una escalera, construida a base de sueños que no la dejan dormir; pero tiene la mirada más bonita de quien está perdida y a la vez se ha encontrado en ella. La chica lunar, esa a la que quisieron arrastrar, pero a la que nunca supieron mirar. Y jamás lo conseguirán, porque vive en un mundo al que no llegarán. Luce llena en lo alto, por cada espanto, y ha llegado tan lejos que está cerca de pisar el cielo, aun caminando por el suelo: ya no tiene miedo.