Amargado por su deformación física, Carlos se había refugiado en la lectura en una apartada cabaña en el bosque que le servía de refugio. Esa noche se dispuso a escribir; lo liberaba de la frustración y amargura, ya que veía imposible alcanzar sus anhelos de un mundo más justo para todos, con más respeto hacia los animales y el medioambiente. Sin ninguna confianza en los políticos de uno u otro signo, llegó a la conclusión de que no había solución posible, todo seguía un camino trazado y controlado por un sistema que impedía un cambio razonable. Era consciente de cómo cada día la riqueza se acumulaba en menos manos y las guerras proliferaban sin cesar por intereses espurios.
Sus ímprobos esfuerzos eran como un grano de arena soplado por el viento del desierto, inútil.
En esas estaba cuando algo cayó del cielo junto a su cabaña. Armándose de valor, entró en una extraña nave espacial y ayudó a un ser venido de las estrellas que parecía encontrarse en apuros.
Una vez restablecido este ser agradecido, decidió interferir en los procesos evolutivos de la Tierra y ayudarle a construir sus sueños. Su increíble inteligencia, tecnología y bondad parecían poder allanar el camino para cumplir dichos anhelos. Una lucha se fraguaba con las élites corruptas y poderes fácticos que gobiernan el mundo. Poco a poco, paso a paso, estaban construyendo la ansiada utopía.
¿Estaría realmente al alcance de la humanidad?
Este libro que porta en sus manos hace una clara defensa de los valores de la ilustración, la justicia social, el bien común, es abiertamente pacifista y está a favor de la vida de todo ser viviente, trata en suma del anhelado sueño de cómo llevar a cabo la
construcción de la ansiada utopía.
Encontrará pasajes de cierta comicidad, y otros de profundo dramatismo que le harán disfrutar de la lectura y reflexionar sobre lo acontecido en sus vívidas historias.
El autor de esta obra, amable lector, se dará por satisfecho si al acabarlo considera que ha disfrutado de una lectura agradable, entretenida y, en consecuencia, deduce que ha merecido la pena el tiempo que le ha dedicado. Y, si acaso, alberga la esperanza de que también haya sido capaz de generar una sincera reflexión.