LA CONJURA conduce al lector por los sinuosos laberintos de una investigación por doble asesinato, en el transcurso de la cual se irá perfilando el espectro de otra estructura paralela que apunta hacia un plan de «acción» contra una personalidad de la cúpula estatal.
Un recluso está a punto de comparecer ante un consejo de guerra: se enfrenta a la pena capital. Solo el indulto podría dejar sin efecto la sentencia. El reo, a cambio de información, procurará a través de Sergio Marco, inspector de Policía, la intercesión de Alexandra, una joven aristócrata germana cuya madre ha sido recientemente asesinada en compañía de un excapitán del Ejército. Un caso complejo, desencadenante de un espinoso drama familiar, que moverá a intervenir al propio jefe del Estado, general Franco, dando lugar a una investigación que desvelará, vinculado al móvil de aquel crimen, el proyecto de un inminente atentado contra el presidente del Gobierno, almirante Luis Carrero Blanco.
El telón de fondo de este thriller —inmerso en un riguroso realismo documental—, lo constituye un tejido de crímenes provocados, de especulaciones inmorales, el tráfico de la información, el suministro de la droga como instrumento para torcer voluntades, las hostilidades entre grupos financieros por el control de los diseños informáticos y la toma de posiciones de poderosas corporaciones e intereses particulares ante una nueva estrategia en Occidente a la caída de la URSS y al final de la Guerra Fría. Táctica que prendería en España con la muerte del almirante Carrero, puesto que no se trataba exclusivamente de deshacerse de un hombre que estorbaba a unos fines concretos, sino de derrocar un sistema político del que Carrero Blanco representaba la continuidad.