En pleno siglo XXI se siguen realizando artes curativas en forma de curanderismo. En una ciudad llamada Villena, de 30.000 habitantes, lo más llamativo es que el 60 % de sus vecinos dicen ejercerlas. En esta ciudad alicantina, bautizada hábilmente como la capital del valle de los curanderos, se pueden encontrar curanderas y curanderos que tratan desde dolores y lesiones musculares hasta el ancestral “tomado de ojo”, pasando por la curación de herpes, el tratamiento de la hepatitis, de la próstata, de las jaquecas… e incluso la curación de animales. Sin embargo una de la más extraña forma de ejercer la curandería es en el tratamiento de la depresión: un trastorno que, según los curanderos, se produce cuando ocupa nuestro cuerpo un alma en busca de paz y de luz.
Nuestro protagonista, un experimentado restaurador de monumentos, junto a Gisela -su socia, una historiadora licenciada en Bellas Artes-, inicia el trabajo de restauración de una casa en las afueras de la ciudad. Al principio es una rehabilitación más; no obstante ese lugar desea contarles una historia, quiere desvelar un secreto que envuelve a la misteriosa ciudad de Villena: el escenario perfecto, una ciudad donde nada es casual.
Una Patrona negra -“La Virgen de las Virtudes”, que no pertenece a la iglesia-; un patrimonio histórico-eclesiástico financiado por un niño pobre que recibió una herencia del Papa Alejandro VI Borgia; un marqués, Do Enrique de Villena: el primer Marques de Villena llamado “El nigromante”. Todas estas piezas encuentran su lugar para abandonar la leyenda y pasar a la Historia. Sin embargo no solo las pruebas son necesarias para dar luz al misterio, los sentimientos más profundos de nuestros personajes son la llave, la respuesta.