La desmemoria quiere rendir un homenaje a todos aquellos «desaparecidos» en la Guerra Civil y a todos los familiares de las víctimas que no han logrado —salvo en contadas ocasiones— saber dónde se encuentran los restos físicos de sus familiares y ver cómo ha influido en sus descendientes su desaparición.
Hay una España de la que ya no se habla —nunca se ha hecho—: la de los hijos de los vencidos, de los asesinados, de los desaparecidos.
La novela trata de desentrañar de una manera sencilla las dificultades insalvables para encontrar los restos de estas personas anónimas y la falta de ayuda de los organismos oficiales para facilitar esta labor.
Parafraseando al Quijote: es como luchar contra molinos de viento.