La tecnología y los seres humanos, vamos a velocidades diferentes. La ciencia y la tecnología vuelan. Nosotros, con nuestros sentimientos y emociones, andamos. Cuando, dentro de muy poco tiempo, no podamos mantener la privacidad, no ya de nuestras opiniones, sino de nuestros pensamientos, ¿en qué se habrá convertido nuestra libertad?
Cada día el hombre es menos dueño de sí mismo.
Podemos controlar naves espaciales que viajan a miles de millones de kilómetros de la tierra, pero no podemos controlar el dolor de una mentira, de una ofensa, de una infidelidad. Ésa es nuestra auténtica debilidad.
En La doble vida de las mujeres hay ficción. Ni siquiera pretende ser ciencia ficción, pero pronto podría serlo.
Y desde luego hay ciencia. Gran parte de lo que ahora podríamos definir como ciencia ficción, pronto será tecnología real. Sólo falta algo de tiempo, muy poco, para que se venda en las grandes cadenas comerciales.
Si puede continuar la especie humana en buenas condiciones, adelante con la vida. Si no… cada uno puede terminar la frase.
Este es el sustrato de La doble vida de las mujeres. Y la columna vertebral, la búsqueda del asesino de una hija, de mayor edad que su propia madre natural.