Quienes la seguimos desde hace tiempo, tenemos mucha suerte, porque Clara Medea ha sacado un nuevo libro. Es verdad, no siempre aparecen en las novedades literarias porciones de verdad tan elocuentes como en los escritos de Clara Medea. Cada nueva entrega de su autora es una vuelta de tuerca hacia algún asunto del fondo del alma que nos interesa decisivamente, hacia ese mapa difícil de explorar que es el ser humano. En este caso nos cuenta su experiencia transformadora como voluntaria en el hospital Clínico San Carlos de Madrid.
El ejercicio que ha hecho Clara Medea con su estilo inimitable, fruto de una atención minuciosa a todo cuanto el otro le cuenta, es una enseñanza para sus lectores.
Es un libro absolutamente necesario que aparece justamente en el año más inesperado y terrible, el año del coronavirus.
Javier Alonso
Los voluntarios llegan como las golondrinas con el candor y la inocencia de una dulce primavera, con la misión de donar alegría y amor. Fugaces pero consoladores que dejan un recuerdo de esperanza en el corazón de quien sufre. Bálsamo reparador de las heridas del alma. Tibia brisa en la desierta memoria del lecho.
Y el dolor por pocos minutos queda olvidado, encerrado en una urna trasparente que después romperá de nuevo la soledad.
María Rosa Luceño
¿Qué tal si hoy le ponemos a todo un buen broche de oro? ¿Por qué hoy no nos damos un homenaje? ¿Por qué no nos aplaudimos a nosotros mismos por haber llegado hasta aquí? No esperemos más. Cómo decía Antonio Machado: «Hoy es siempre todavía».
Un millón de gracias por ir juntos de la mano aprendiendo a vivir en este nuevo mundo en el que hemos aprendido a sonreír con la mirada.
Con la colaboración especial de Nieves Herrero.