¿Qué pasa con las mujeres que se vuelven invisibles con los años?
¿Cómo se supone que se tiene que vivir un amor a los 67 años?
Laurencia Gueros, Lara, es una mujer normal con 67 años y una vida ordenada. Siempre ha luchado para poder disfrutar esta etapa de su vida con serenidad y sosiego.
Sin embargo, la inseguridad que ha provocado la pandemia y el deseo de escribir una novela la animan a buscar a su primer amor, porque tenía que hacerlo; porque siempre supo que, tarde o temprano, tendría que buscarlo, y le escribe.
Fueron los protagonistas de un pasado que se rompió bruscamente y que ella había enterrado, porque había que enterrarlo para sobrevivir sin rencores. Un castigo infligido injustamente a una niña de doce años, en aquel mundo asfixiante y pacato de los años 60, había que olvidarlo, y ella lo olvidó.
Sin darse cuenta, se ve envuelta en aquel amor romántico que tanto le gustó siempre. Tantas ilusiones, tantas las tentaciones para dejarse llevar por los sentimientos y entregarse a un amor que creía que no podría volver a sentir, al último amor, al primer amor.
Y le escribe unas cartas desde Florencia, donde se refugia. Cartas que él no leerá, cartas para soñar, en las que está su vida durante 55 años, vagos recuerdos, muchos sentimientos…, retazos de una mujer en la frontera de todo, donde le gusta estar. Una mujer que no está dispuesta a darse por vencida y por eso se encuentran.