El orden neoliberal ha acelerado la implantación de un sistema multipolar sin ninguna garantía para la ciudadanía, un sistema que permite demasiados abusos de poder por parte de empresas depredadoras y otros siniestros actores multinacionales. Su pensamiento se apropia de las nuevas ideas progresistas que surgen en la sociedad con el fin de manipularlas, simulando que las defiende, para finalmente controlarlas y eliminarlas.
En este estado de confusión se hace imprescindible defender el feminismo, especificando a qué tipo de feminismo nos referimos; la ecología, concretando qué acciones sostenibles pueden emprenderse en favor de la naturaleza y contra el cambio climático; y la recuperación de las principales ideas de la tradicional lucha de clases, hábilmente desmontada con aparentes discursos de progreso, pero hoy más necesaria que nunca frente al sistema capitalista neoliberal. La sociedad mundial —la humanidad— ha retrocedido un largo trecho en los derechos conquistados con grandes sacrificios en una historia muy reciente.
Una virulenta pandemia de ignominia se extiende por el mundo: la degradación de la política, de la democracia y de sus instituciones. A ella se suman muchas otras epidemias planetarias: la falta de cohesión social; la pobreza y el hambre; las enormes desigualdades; los populismos y nacionalismos que alientan la xenofobia, el racismo, la violencia, el odio y el miedo; la devastación del planeta; la desaparición de especies vegetales y animales; el cambio climático; el desprecio por la vida humana; y los conflictos armados, que conducen inexorablemente a la degeneración moral, al sufrimiento extremo y a la destrucción sistemática.
La constante debilitación de las democracias y la vulneración sistemática e impune de los derechos humanos configuran una situación propicia para toda clase de opresiones y represiones. El populismo, en cualquiera de sus formas, representa la vía más burda de desprecio a la ciudadanía y el regreso a la demagogia, aquello que el mundo griego ya señalaba como el más claro síntoma del deterioro social.
Esta obra propone un intento de comprender el mundo desde distintas miradas: la de Medusa, porque la mitología subyace en toda interpretación originaria del ser humano y del mundo; la de la dama Filosofía, que ha esculpido a lo largo de la historia el pensamiento, la reflexión y la acción; y la de la música, cuyos tempos marcan nuestro tiempo personal e histórico, y configuran una sensibilidad estética que guía nuestro modo de sentir, pensar y actuar.