En un planeta situado a cuatro años luz de la Tierra, una civilización más avanzada que la nuestra nos descubrió en la década de 1920 gracias a la aparición de nuestras radios. Deciden organizar una expedición para conocernos.
En 1965, al acercarse, lo que temían que sucediera ocurrió: la Humanidad terrestre se estaba destruyendo a sí misma en una guerra nuclear apocalíptica. Luego fueron testigos, impotentes, de la agonía de nuestro hermoso planeta azul.
Su misión ya no existía. Siendo el regreso imposible, para sobrevivir se vieron obligados a instalarse en este planeta, completamente devastado. En
tonces decidieron recrear esta Humanidad terrestre a partir de su ADN.
Apenas unos pocos humanos terrícolas habían sido recreados, y ellos, con la ayuda de extraterrestres, tendrán que enfrentarse a un puñado de disidentes que, por su parte, creen que no habría sido necesario recrear esta Humanidad de tarados, que han sido capaces de autodestruirse, así como su propio planeta.
La trama, que comienza en Francia, en la N7 a 265 km de Niza, llama la atención del lector desde la primera página y le mantiene en aliento durante todo el libro. Se trata de una obra muy humana, basada en la cultura de nuestra humanidad, particularmente la española y la francesa. Así como la ciencia.
Esta obra, que está llena de anécdotas, se dirija preferentemente a un público, de al menos la treintena (pero no solamente) y más bien culto, que no aprecia ni el horror, ni la violencia.