Después de una extraña fiebre Laura enferma, creando una familia que no existe y que acaba por alejarla de la suya propia. Por esta razón se ha divorciado y perdido la custodia de una hija a la que ve poco. Vive sola, abrumada por recuerdos imaginarios, mezcla el alcohol con las pastillas, poniendo en peligro su empleo. Rebeca por su parte despierta del coma en un hospital. Pronto se descubre que sufre amnesia. Al regresar a su vida cotidiana, llegan los roces, la dificultad de adaptación. Ella no encaja, se rebela, hasta que sufre una crisis mental. Más tarde, mientras Rebeca busca hacerse con las riendas de su vida, conoce los secretos de su vida anterior. Huyendo de una relación tóxica que le ha arrebatado todo, Ricardo, jardinero y antiguo paciente, escapa de la compañía humana. Su vida solitaria cambia cuando conoce a Rebeca y entablan amistad poco a poco. Cuando Laura encuentra a Ricardo en el jardín de una clínica mental, él le pide una cita. Es una relación difícil, de dos personas rotas, cuyas mentes se han transformado en sus mayores enemigos, y que se estropea cuando Ricardo se declara. Laura busca la paz con un ingeniero, pero no consigue olvidarle. Finalmente se reencuentran y tal vez se reconcilien.