El día 17 de febrero de 1981, el director general de la UNESCO ratificó en París la decisión de declarar como reserva de la biosfera a los humedales manchegos bajo la denominación de «Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda». Se trataba de una superficie de unas 25.000 hectáreas de zonas inundables; encharcadas de forma permanente en algunos casos, y de forma semipermanente —en virtud de las condiciones climatológicas— en los demás; constituyendo, precisamente, esta variación hídrica, su mayor peculiaridad. Pero apenas cinco años después, alrededor de 20.000 hectáreas de las originales zonas húmedas habían desaparecido o estaban en trance de desaparecer.
A la altura de 1985, la situación era tan dramática que incluso el propio Comité Español del Programa MaB se planteó la posibilidad de retirar el título de Reserva de la Biosfera a la Mancha Húmeda, dado el rápido y profundo proceso de degradación que se había detectado tan sólo en los cinco primeros años después de de su declaración.
Desde entonces hasta el momento actual, la historia de la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda ha sido la historia del recorrido y la lucha de algunos hombres y ONG que, creyendo firmemente en los valores ecológicos, sociales y humanos de la Reserva, han luchado y trabajado hasta conseguir hacer viable su permanencia y consolidación.