Esta es una historia de amor en su más elemental sentido, y por amor nació para distraer a una adolescente de los sinsabores de una mala enfermedad en un vano intento de dar alegría en donde no la había.
Madrid se suma como un personaje más de esta historia, prestando sus rincones más queridos para darle forma, al igual que el resto de los personajes que comenzaron a crecer en mi cabeza poco a poco, dotados de corazón y cerebro como los seres humanos con los que nos encontramos por las calles de esta, mi ciudad, e inundaron mis escritos queriendo vivir a través de la escritura.
Juan, el encargado de resolver los enigmas que otros intentaron ocultar. El señor de Osuna, el bisabuelo, un hombre con la intención de hacer lo debido por encima de toda convención social, a pesar de que duela o incomode, nos regala una lección de humanidad impagable.
Victoria, inmersa en sus miserias y en sus grandezas. Las Isabel, tía y sobrina, tan inteligentes e inspiradoras, y Elena, la sombra que nadie conoce del todo y todos acaban amando u odiando sin medida.
Todos ellos y muchos más forman parte de este paseo por los sentimientos y, un poco también, por los recovecos del Madrid de principios de siglo XX.