Amador era un buen hombre, alguien a quien la vida se le “cruzó” de repente. Su existencia giraba en torno al trabajo como albañil y a su hija, una pequeña de ocho años que hacía sus primeros pinitos en el conservatorio de música. La unión entre ambos era absoluta. Fue cesado en la empresa y toda la rabia acumulada la descargó en un segundo fatal con un bofetón a su cónyuge, alguien demasiado indolente ante sus desgracias. Y allí comenzó su tortura… Esta es una historia desgarradora, la de un hombre separado de su razón de vivir, la de unos personajes que habitan en la marginalidad de la sociedad, en esos difusos terrenos donde la locura, la picaresca y una sabiduría excelsa se abrazan. Y la de una mujer, madura a la fuerza, que pasó de ser niña a ser adulta sin paréntesis adolescente. Muchos años después, tras un viaje vital casi inasumible, se encontrarán en circunstancias muy distintas: ella en el estrellato, en la cima del mundo artístico; él dormitando en el limbo de un patio de locos, sin identidad, apenas con ese vago recuerdo… “había una niña que tocaba la guitarra”. Por las páginas de esta novela, cruenta y demasiado dura por momentos, desfilan personajes paridos quizás por el subconsciente de Dios, que no pertenecen a ningún tiempo catalogado, extraños, complejos, desheredados, melancólicos, pero todos, sin excepción, increíblemente cargados de esa luz opaca que no podemos ver más que con los ojos del alma. Personajes que hacen que ese mismo Dios siga creyendo en el ser humano. Amador y Alba dejaron de verse cuando la policía se lo llevó, pero jamás fue cercenado ese cordón sensorial que une a un padre con su hija, y eso, lo invisible, el amor, la rabia, la impotencia, lo innegociable, es el motor de cuantas peripecias y episodios se desgranan en cada palabra de la novela. Vagabundos de solemnidad y multimillonarios, asesinos sin cerebro y sabios de la calle, seres acomplejados y otros que no conocen tal término, todos se entremezclan conviviendo en un “imposible”, en esa magia que forma parte de la vida de cualquier anónimo de los tiempos actuales.